Santo Domingo, RD.- Una vez más queda al desnudo las precariedades de las cárceles dominicanas, matizadas por reclusos afectados con enfermedades crónicas, falta de atenciones médicas, tráfico de drogas, inseguridad y otros males que ponen al descubierto las falencias del sistema.
Los homicidios ya son comunes en las cárceles del país, sobre todo en las que están dirigidas por la Policía Nacional y el Ejército dominicano.
No es sorpresa para la población cuando caen abatidos a tiros y heridos a puñaladas, uno, dos, tres y cualquier cantidad de reclusos a la vista de las autoridades.
Los penales más sangrientos son:
La Victoria.
Juan Pablo Duarte, en San Francisco de Macorís.
La cárcel del 15 de Azua.
El reclusorio de San Juan de la Maguana.
Najayo en la provincia San Cristóbal.
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