
Katherine Stone, que sueña con convertirse un día en una abogada, planeó vender algo que ninguna otra mujer que trabaje en ese burdel podría ofrecer: su virginidad. Como los propios burdeles, la decisión de Stone ha sido controversial, particularmente para aquellos que creen que la virginidad de una mujer debe ser compartida únicamente por amor. Pero a los ojos de Stone, eso es exactamente lo que está haciendo. ‘Amo a mi familia’ En 2014 la casa de la familia de Stone en Seattle, Washington, fue destruida por un incendio. Como no tenían un seguro, ella y su familia se vieron forzados a permanecer en la propiedad quemada. Entonces llegó el día en que vio un anuncio en Facebook. “Busqué todos los detalles sobre los burdeles y el dinero”, cuenta. “Me hizo pensar ‘wow, es una oportunidad para solucionar todo lo que tengo que arreglar’”
EmoticonEmoticon