
El juego grupal volvió a triunfar, tal y como sucedió en la serie del año pasado, aunque esta vez LeBron James (23 puntos, 12 rebotes y nueve asistencias) no estuvo solo ante el peligro gracias a la presencia de Kevin Love (17 puntos y 13 rebotes) y Kyrie Irving (26 puntos). No fue suficiente.
Quien tuvo la capacidad de sorprender fue Steve Kerr, no Tyronn Lue, quienes brillaron fueron los jugadores secundarios de los Warriors, no los que suelen acaparar la gloria.
Los vigentes campeones ganaron la batalla del desconcierto durante buena parte de la cita y en los tres minutos finales le llegó el turno a Stephen Curry (11 puntos, seis asistencias y cinco rebotes) y Klay Thompson (nueve puntos y cinco rebotes), esas bestias que no estaban muertas, sino de parranda para anotar dos triples consecutivos definitorios.
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